¿Qué copas para el champán?

El vino es un producto vivo, sutil y complejo. Su expresión aromática y gustativa depende no solo de su terruño, su variedad de uva y su añada, sino también del recipiente en el que se sirve. La copa no es un simple accesorio: actúa como un verdadero revelador.

• Para vinos tintos:
• • Los vinos jóvenes y afrutados (Beaujolais, Pinot Noir de Borgoña) se expresan mejor en copas de cáliz medio, que realzan la frescura y las notas de frutos rojos.
• • Los grandes vinos de guarda (Bordeaux, Syrah del Ródano) requieren copas amplias en forma de balón, que permiten una oxigenación óptima y la plena expresión de los taninos.

• Para vinos blancos:
• • Los vinos vivos y aromáticos (Sauvignon del Loira, Riesling de Alsacia) se aprecian mejor en copas estrechas, que preservan la tensión y la frescura.
• • Los grandes blancos de guarda (Chardonnay de Borgoña, Meursault, Corton-Charlemagne) ganan en amplitud en copas más anchas, que revelan la riqueza y las notas amaderadas.

• Según la edad:
• • Un vino joven requiere una cristalería más estrecha para concentrar los aromas primarios.
• • Un vino maduro prefiere una apertura más amplia para liberar toda su complejidad.

Esta lógica se aplica plenamente al champán, que es a la vez un vino de finura y de complejidad.

Durante mucho tiempo asociado con la flauta estrecha o la copa ancha, el champán revela en realidad toda su expresión en copas tipo tulipa o copas de vino blanco de gran delicadeza.

• – La flauta tradicional: elegante, pero demasiado estrecha, encierra los aromas y limita la complejidad.
• – La copa ancha: símbolo festivo, pero su apertura excesiva dispersa rápidamente burbujas y aromas.
• – La copa tulipa: ligeramente cerrada en la parte superior, conserva la efervescencia y permite un bello desarrollo aromático.
• – La copa de vino blanco (estilo Borgoña): ideal para las grandes añadas y cuvées complejas, ofreciendo volumen y apertura a los aromas terciarios.

Varias casas de cristalería de excelencia ofrecen modelos perfectamente adaptados:

• – Temperatura: entre 8 y 10 °C para las cuvées de frescura, y entre 10 y 12 °C para las grandes añadas.
• – Apertura: delicada, manteniendo el corcho para dejar escapar el gas suavemente, sin detonación.
• – Presentación: la botella debe servirse con elegancia, inclinada, evitando llenar demasiado la copa.
• – Degustación: el champán puede disfrutarse solo, pero revela otra dimensión cuando se acompaña de platos refinados.

Para conservar su brillo y neutralidad aromática:

• – Lavado: preferir un enjuague con agua caliente sin detergente, o lavavajillas sin productos perfumados.
• – Secado: utilizar un paño de microfibra sin pelusa, sujetando el cáliz y el pie por separado para evitar roturas.
• – Almacenamiento: colocar las copas en posición vertical, protegidas del polvo y de los olores.

La elección de la copa depende del estilo de cada cuvée y del savoir-faire que encarna:

¿Qué copas para el champán?
La elección de la cristalería es un paso esencial, ya que revela la finura de las burbujas, la riqueza de los aromas y el equilibrio en boca. Asociada a un servicio preciso y a maridajes cuidadosamente seleccionados, transforma cada degustación en una experiencia excepcional.

En Laurent-Perrier, la selección de la copa se concibe como una prolongación natural del estilo de cada cuvée: la pureza de los non dosés, la intensidad de los rosados y la complejidad de los grandes ensamblajes.

Así, más que un simple recipiente, la copa se convierte en compañera de la emoción.